Me acuerdo de mi
primera marcha del 24. Fui sola. Busqué a madres y abuelas, las encontré
adelante de todos, en avance solemne, en su larga lucha. Marché tras
ellas, acompañando, un rato. Pero en algún momento escuché los tambores.
Me volví y caminé a contramano, persiguiendo ese pulso hipnótico, hasta
que encontré las murgas. En un instante, entendí que la memoria podía
ser muchas cosas. En las murgas estaba la gente de mi edad, los que
recordaban con sus cuerpos (que, quizás, se parecían a los de los
desaparecidos). Desde ese día siempre hago lo mismo: acompaño un ratito
adelante y después sigo el sonido de los tambores.
Me acuerdo del
silencio, la incertidumbre, la pena... Del duelo paralizado y la
angustia... Del insondable estrés en los dolientes...
Me acuerdo de su pelo
largo y negro, lacio y brillante; de cómo arrastraba las erres y de sus
ojos grandes, tanto que parecían iban a salirse de sus órbitas. Que si
les daba el sol eran de un color dorado que nunca jamás volví a ver.
Me acuerdo con
lágrimas en ojos cuando me contaste que te llevaron, que te ataron a una
caña de hierro y con una picaba eléctrica querían sacarte información
que no tenías, que vos no sabias, porque vos no eras él, a él lo estaban
buscando, vos caíste en sus manos por tener una camioneta parecida y
antecedentes. Vos no eras él y gracias a él, casi me quedo sin vos.
Hoy,
años después, todavía doy gracias a la vida de que cuando te hayan
soltado con la orden de “hacelo mierda” un Dios se haya apiadado de esa
alma marchita para decir: "no, a vos no". Lo sigo buscando a él. Y te
dejara ir.
Me acuerdo del terror de esos días (y tengo un exnovio todavía desaparecido). ¡¡¡NUNCA MÁS!!!
Me
acuerdo cuando volvió la democracia y en muchas casas colgaban sábanas
con el dibujo de una silueta y el nombre de un desaparecido escrito en
la cabeza.
Me acuerdo que era muy
chiquita y unos hombres con armas largas y botas estaban en la vereda
de casa. La niñera se asustó y nos llevó a casa de los vecinos.
Esxuxham9s disparos. Más tarde vimos sangre en la vereda y restos de
casquillos o algo así. Ella naturalizó el horror y nos dijo: mataron a
alguno.
Me acuerdo la primera
vez que te pusiste de pie. Tan pequeña y tan poderosa a la vez. Tu
sonrisa se clavó en mí como un aguijón de amor, y desde entonces supe
que nada ni nadie te podría derribar.
Me acuerdo de cuando
una Abuela de Plaza de Mayo conoció a su nieto, hijo de su hija
desaparecida hacía más de cuarenta años....lo viví desde lejos...desde
un noticiero...me llegó tanto...que escribí un cuento: "Esos ojos" se llama.
Me
acuerdo cuando los nuevos "salteadores de la noche" tomaron el control,
invocados cuales demonios por demócratas,medios y civiles,que en vez de
traer paz agrandaron más la tormenta, y mientras algunos jugaban a los
soldaditos en una nación adolescente, las verdaderas víctimas
desaparecían y eran desterrados de los vientres de sus madres para
siempre, más de 40 años después los mismos que invocaron a los
demonios,salan las heridas solemnemente, y en vez de gritar "Nunca
Más", murmuran Siempre de Menos...
Me acuerdo de su
mirada perdida en un recuerdo de horror, las lágrimas clamaban justicia y
mentaba desaparecidos que no se olvidan y siguen vivos en la memoria de
sus familias.
Me acuerdo tomar
conciencia de mi libertad democrática el día que mis papás, una noche ,
en el patio de casa, comiendo, nos contaron sobre como vivieron la
dictadura y lo que esta era. Recuerdo haber sentido dolor e impotencia.
Me sentí agradecida por los que lucharon por el Nunca Más y me prometí
defenderlo siempre.
Me acuerdo del dolor de aquellos que no tuvieron más recuerdos.
Me acuerdo del día en que mi mamá, enferma de alzhaimer, me reconoció después de mucho tiempo en el olvido.
Tengo eternos compañeros desaparecidos...no por que desaparecieron no, sino PORQUE LOS DESAPARECIERON.
Participan en este texto:
@bell.etchegaray
Muy buena propuesta. Me gustó mucho recordar a mi madre y sus olvidos. Por un ratito, la tuve otra vez a mi lado. ¿Se animan a armar un único relato con todo esto?
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