El problema de la propiedad privada

 


El problema de la propiedad privada

Los conflictos relacionados con el acceso a la propiedad privada están fuertemente relacionados con la existencia del capitalismo y sus estructuras. La literatura no se ha quedado atrás y ha abordado este problema en más de una oportunidad, y en este artículo vamos a analizar algunos de los ejemplos más conocidos: un cuento de Isaac Asimov (Espacio vital) y uno de J. G. Ballard (Bilenio). 

Breve introducción

El ser humano es un ser social y, como tal, configura de diferentes maneras aspectos que interpelan al mismo tiempo su vida personal y su vida en sociedad. El tránsito en espacios públicos, la distribución de la arquitectura en determinados lugares, el movimiento de los cuerpos y los objetos, la distinción entre el uso público y privado de los ambientes, los límites entre las áreas modificadas por el hombre y las que aún se conservan en estado natural; todo es regularizado y controlado de acuerdo a las necesidades biológicas y sociales de la humanidad. 

Sin embargo, no es el ser humano desde su individualidad o su visión personal quien se mueve acorde a su necesidad momentánea o presente, sino que cada comunidad construye su propio sistema de regulación y delega esta responsabilidad a una determinada autoridad: el Estado. 

Dicha autoridad, en teoría, debe estar capacitada para elaborar planes de acción y convivencia que sean saludables para el pueblo en general, pero existen evidencias de que no siempre sucede de esta manera. La existencia del Estado es posible en el marco de un sistema capitalista (y/o socialista estatista) que se divide en clases sociales y que necesita un organismo mediador entre una y otra. 

Como ente intermediario debería mantener una posición neutral y adoptar medidas que sean equitativas y equilibradas, pero históricamente la humanidad se ha enfrentado a situaciones en las cuales se evidencia la relación del Estado con la burguesía y su tendencia a beneficiar a dicho grupo político y económico. 

Si bien no se puede negar que las instituciones estatales le han concedido, con el paso de los años, derechos de diversa índole al proletariado, no ha sido nunca sin lucha social de por medio. Teniendo esto en cuenta es posible comprender por qué en las últimas décadas artistas de todo tipo han expresado, a través de sus obras, su disconformidad con la configuración de la sociedad y sus limitaciones.

Los cuentos Bilenio, de J.G. Ballard; y Espacio Vital, de Isaac Asimov; son obras literarias que abordan la problemática de la superpoblación y de sus consecuencias en la distribución del espacio, y que cuestionan de distintas maneras el rol del Estado en la resolución de dicho problema, por ejemplo. 

En las siguientes líneas intentaré señalar similitudes y diferencias entre dichos cuentos, y relacionaré ambos argumentos con una corriente filosófica y política que puede dar sustento a algunas de las premisas expuestas en estos textos. 

Dos formas de ver un mismo problema 

Espacio vital y Bilenio son dos textos que plantean el mismo conflicto (o conflictos muy similares, por lo menos) pero desde diferentes puntos de vista.

Espacio vital 

En el cuento de Asimov se narra la historia de una familia que vive en un planeta distinto a la Tierra desde el cual se puede acceder a ella a través de una simple puerta. El motivo por el cual estas personas viven alli no tiene que ver con el deseo de vivir una experiencia exótica o extraordinaria, sino que es la solución que el Estado le ha encontrado al problema de la superpoblación en la Tierra. Debido al crecimiento exponencial de habitantes, la vida en el tercer planeta más cercano al Sol se vuelve dificil e inmanejable. 

A razón de esto, las autoridades elaboran un sistema de probabilidades que les asigna a determinadas familias un planeta sin vida, en el cual puedan construir una casa y vivir de manera aislada. Este sistema busca distribuir a las personas de manera tal que no vivan hacinadas y que puedan disfrutar del silencio y la soledad que puede otorgar un planeta muerto. Si bien en la lectura queda claro que la dificultad para conseguir un espacio propio, intimo y privado atañe a todos los seres humanos por igual, de la descripción de los personajes protagónicos se desprende la idea de que sólo algunos pueden acceder a ello. 

La forma en que viven, trabajan, se visten, hablan y se comportan denota su posición social: son parte de la burguesía o de una clase social alta. Es el dinero y su nivel económico en general el que les permite, no sólo participar del sistema de probabilidades, sino también permanecer en él. 

El planeta Tierra funciona como un parque industrial en el cual se encuentran los medios de producción y se desarrollan las tareas laborales, y donde viven las personas pertenecientes a la clase baja. El resto de los planetas son espacios exclusivos para quienes, gracias a su status, poseen el beneficio de la propiedad privada. 


Bilenio 

En el cuento de Ballard se narra la historia de un muchacho que vive en una ciudad atestada de gente. Era tal la cantidad de personas que vivían en aquel lugar que, para hacer tan sólo dos cuadras, había que sumergirse en una marea de habitantes que hacía que se tarden largos minutos en llegar al otro lado. Esto ocurría porque el gobierno había dispuesto distribuir las regiones en dos tipos de zonas distintas: la zona rural y la zona urbana. 

Debido a los cultivos intensivos la agricultura había exigido una reconfiguración del espacio que obligaba al noventa y cinco por ciento de la población a encerrarse en vastas zonas urbanas y no salir de alli (Ballard 113-114) lo que generaba un amontonamiento de gente completamente insalubre. Las personas coexistian en cubículos precarios e incómodos que debían cumplir con las medidas predeterminadas por las autoridades.

 Las casas, tal como se conocen en la actualidad, habían dejado de existir hacia ya varios años, puesto que por el imparable crecimiento poblacional se reducían los metros cuadrados permitidos por habitante cada dia mas, al punto de limitarse a penas tres metros.

Similitudes y discrepancias

En cuanto a las semejanzas de ambos textos se podría decir que en los dos se plantea el problema de que la superpoblación puede acarrear consecuencias indeseadas, y que es el Estado el organismo encargado de buscar una solución eficaz. También, en ambas obras se realizan criticas a dicha institución presentándola como incapaz de resolver el conflicto en cuestión y como deshonesta, puesto que en ambos cuentos se exponen situaciones en las cuales los agentes del gobierno le ocultan información al pueblo para mantener el control y evitar el caos. 

Y en cuanto a las diferencias, es preciso señalar que las medidas resolutorias tomadas por el Estado en una y otra obra son diferentes. En Bilenio se reduce progresivamente el espacio privado de cada persona o familia, y en Espacio vital se amplía. En uno se vuelve insoportable e inevitable el contacto con otros habitantes (llegando a romper todos los límites del espacio fisico personal), mientras que en otro es tan grande el aislamiento que prácticamente convierte a los pobladores en seres egestas y emicales. 

Sin embargo, existe también una diferencia que está relacionada con el punto de vista desde el cual se narra la historia y es, a mi modo de ver, aún más interesante: en el cuento de Asimov la trama se enfoca en la realidad de una familia de clase alta, mientras que en el de Ballard el enfoque esta puesto en la cotidianidad de personas de clase baja.  

Si bien se esbozan algunos comentarios acerca de qué ocurre con las personas de otras clases sociales, la perspectiva desde la cual se narra cada una de las historias no cambian en ningún momento. Es probable que por este motivo el mismo inconveniente se solucione de dos maneras diferentes. 

La propiedad privada es un privilegio de clase 

Desde los ojos de un libertario se ven en estos cuentos algunos aspectos relacionados a debates históricos que se mantienen vigentes hoy en día. Ríos de tinta han pasado entre los escritos de Proudhon y Bakunin acerca de la propiedad privada y las obras de Asimov y Ballard, y aun así es posible encontrar relaciones entre unos y otros.

Las criticas libertarias que se aplican a Espacio Vital 

Pierre Proudhon en su libro ¿Qué es la propiedad? intenta demostrar que esta no es una institución posible puesto que se niega a sí misma. En este sentido de entrada, es viable establecer una conexión con el cuento de Asimov:

Proudhon ataca la idea de que la propiedad sea un derecho natural, esto es inherente a las personas y muestra como es categorialmente distinta de los otros derechos enunciados en las famosas declaraciones revolucionarias (...) La propiedad es potencial (no se puede ejercer si previamente no se es dueño de algo). Además, la existencia del impuesto proporcional la desmiente en la práctica. Por otra parte, requiere ser fundamentada, lo que no suele ocurrir con la libertad y la igualdad. Por lo demás, como ya se dijo, es imposible en sentido estricto... (Grupo de Estudio sobre Anarquismo, 87).

A grandes rasgos, el argumento de Espacio vital permite pensar en estas cuestiones. El derecho a un espacio privado no se expone como natural ya que desde el vamos, existe una distinción entre quienes pueden acceder al sistema de probabilidades y quiénes no. 

De hecho, este acceso privilegiado debía ser fundamentado, al igual que la condición de aquellas personas que debian quedarse en la Tierra. Esto es visible en un pasaje particular del cuento en el cual Rimbro (el personaje principal) se dirige a la oficina del gobierno para reclamar que alguien más vivía en su planeta alegando que eso no podía curtir puesto que él mismo había pagado para que no fuera así, diciendo: 

No he venido aqui para escuchar conferencias. Deseo que procedan ustedes a una investigación, nada más. Es realmente humillante pensar que comparto mi mundo, mi propio mundo, con alguien más. No estoy dispuesto a soportarlo... (Asimov, 6).

La propiedad privada como mercancia 

En Espacio vital es evidente el carácter de cliente que tiene el dueño de una propiedad en relación al Estado y cómo se configura el espacio como producto o bien de intercambio y no como derecho natural. Y es también una reafirmación de que dicho producto es accesibles para aquellas personas que tengan un poder adquisitivo acorde a las condiciones del mercado. 

Por otro lado, el hecho de que el problema sobre el cual se está quejando el protagonista tenga que ver con que hay otras personas viviendo en su planeta, denota el carácter potencial del derecho a la propiedad, ya que puede ser vulnerado o revocado, y posiciona al Estado como único ocupante real. Esto último se ve fortalecido con el manejo excluyente de la información que dicha Institución tiene y con el poder que le permite ocultar datos y hacer coexistir a varias personas en un mismo lugar sin que lo sepan, anulando su derecho a la propiedad privada como tal sin que se enteren jamás.  

Estas cuestiones también las aborda Proudhon: 


Los defensores de la ocupación como fuente de propiedad arguyen que la misma es necesaria para la vida y la libertad. Pero esto es necesario para todos los seres humanos, de todas las generaciones, no sólo de las presentes. Por lo tanto, la ocupación (...) no puede engendrar un derecho absoluto y excluyente (la propiedad) sino que debería ser permanentemente reformulada de manera igual para todos.


Lejos de originar la propiedad, entonces, el derecho a la ocupación la niega (...) La sociedad siempre ocupa antes que cada individuo; por tanto, cada ocupante individual no es más que un usufructuario del primer, único y constante ocupante que siempre es la sociedad en su conjunto. (Grupo de Estudio sobre Anarquismo, 90).

Teniendo en cuenta esto, por más estrategias que utilizaran los agentes del gobierno en el cuento de Asimov para hacerle creer a los habitantes que eran propietarios de su espacio, éstos nunca habían tenido (ni iban a tener) derecho a ello. A lo sumo, sólo tenían derecho a hacer uso y abuso del territorio, que es algo muy diferente según el filósofo francés. 

Las críticas libertarias que se aplican a Bilenio 

En cuanto a la historia de Ballard, se podría analizar desde otro eje de estudio presentado por Proudhon, qué es la idea del derecho a la propiedad a través del trabajo. A pesar de que Ward (el protagonista de Bilenio) y otros personajes se apropien de más cubículos para vivir en ellos o alquilarlos, siguen viviendo en condiciones deplorables y su estilo de vida no cambia, puesto que siguen siendo trabajadores. 

Esto tiene que ver con que la apropiación individual de un bien colectivo no cambia la estructura social de dicha colectividad, sólo modifica infimamente la vida intima del individuo y lo posiciona de otra manera frente a su comunidad. 

Por otro lado, el rol del Estado en esta historia se presenta de manera similar a Espacio vital puesto que, a pesar de los cambios en uno u otro caso particular, todavía tiene el poder de controlar el uso del espacio fisico y a su vez tiene el poder de reservar información importante para no provocar reacciones que no considera convenientes: 

_ Oí decir que redujeron los espacios disponibles a tres metros y medio - señaló Rossiter (...)

_ Eso dicen siempre - comentó Ward - Recuerdo haber oído ese rumor hace diez años.

_ No es un rumor - admitió Rossiter -. Pronto será inevitable. Treinta millones apretujados en esta ciudad y un millón más cada año. Ha habido serias discusiones en el Departamento de Vivienda.... (Ballard, 109).

De estas y otras premisas se puede concluir que en el marco de un sistema capitalista el Estado responde a una clase social determinada beneficiándola y configurando los espacios acorde a sus necesidades, y esto es, de una u otra forma, lo que estos dos autores (adrede o no, no lo sé) han expresado a través de sus obras, al menos en parte.


Bibliografía 

Asimov, Isaac. Espacio vital. Buenos Aires: Artes Gráficas Buschi. (2005)

Ballard, J. G. Bilenio. Traducción: Marcial Souto. Minotauro, Sudamericana. (1975) 

Grupo de Estudio sobre Anarquismo. El anarquismo frente al derecho. Lecturas sobre Propiedad, Familia, Estado y Justicia. 1a ed. – Buenos Aires: Libros de Anarres, (2007) 


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